Las almas tienen una superficie irregular,
con salientes y cavidades,
curvas y planos,
y cada alma es única e irrepetible.
Las almas encajan
como piezas de un rompecabezas,
aunque la vida varias veces deba darles vuelta
de una forma u otra.
Por eso las cosas no suceden
siempre en el primer momento,
sino hasta cuando el universo se mueve
en torno a las fichas y las acomoda.
Y allí, por breves instantes,
ocurre el milagro:
Las partes se complementan,
se comunican,
y lo llamamos química,
por no tener otro nombre que darle.
con salientes y cavidades,
curvas y planos,
y cada alma es única e irrepetible.
Las almas encajan
como piezas de un rompecabezas,
aunque la vida varias veces deba darles vuelta
de una forma u otra.
Por eso las cosas no suceden
siempre en el primer momento,
sino hasta cuando el universo se mueve
en torno a las fichas y las acomoda.
Y allí, por breves instantes,
ocurre el milagro:
Las partes se complementan,
se comunican,
y lo llamamos química,
por no tener otro nombre que darle.