Hoy, cuando te vi llegar a la estación,
cuando yo mismo llegaba sin ponernos de acuerdo,
pude degustar la sublime estética del destino.
La belleza universal que envuelve la vida
la magia antigua que subyace en el fondo de todo lo creado
brillaba en tu mirada juguetona
y saltaba a borbotones de esa sonrisa invencible
que intentabas contener.
El inmenso poder del amor convertía entonces
las calles desabridas y la ciudad de siempre
en un río de luz y de alegría
mientras yo te miraba y veía en ti
la criatura más hermosa del universo
y caminábamos, mirándonos casi de reojo,
siendo felices testigos del milagro.
Y ese es el amor, es el destino, y es la vida,
que se llena de hermosura por momentos.
Y duró solo un instante, un suspiro,
y al final nos despedimos, como siempre,
y la vida continúa y el destino
tramará alguna otra cosa, nuevamente.
cuando yo mismo llegaba sin ponernos de acuerdo,
pude degustar la sublime estética del destino.
La belleza universal que envuelve la vida
la magia antigua que subyace en el fondo de todo lo creado
brillaba en tu mirada juguetona
y saltaba a borbotones de esa sonrisa invencible
que intentabas contener.
El inmenso poder del amor convertía entonces
las calles desabridas y la ciudad de siempre
en un río de luz y de alegría
mientras yo te miraba y veía en ti
la criatura más hermosa del universo
y caminábamos, mirándonos casi de reojo,
siendo felices testigos del milagro.
Y ese es el amor, es el destino, y es la vida,
que se llena de hermosura por momentos.
Y duró solo un instante, un suspiro,
y al final nos despedimos, como siempre,
y la vida continúa y el destino
tramará alguna otra cosa, nuevamente.