La realidad religiosa es ya tan extraña para el estado artificialmente laico y neutral que decimos tener que los funcionarios ya no saben atacar ni defender la fe. Al final, toman el camino fácil de la cobardía.
Cuando el proyecto insigne de una administración es contruir una gigantesca estatua de Jesucristo para atraer el turismo en un país mayoritariamente católico y lograr crear un hito arquitectónico, lo más inexplicable que pueda suceder es que se pretenda negar su intención con argumentos absurdos para sostener que la imagen no representa a Cristo ni el nombre de "Santísimo" que da nombre al proyecto se refiera a Dios. Esto sucedió en Colombia, por el temor desatado por una demanda por una supuesta violación a la libertad de cultos. Finalmente, la obra se salvó porque el juez decidió que su finalidad no era imponer una religión, sino fomentar el turismo a través de un proyecto atractivo. Y que el Cristo es un Cristo y el Santísimo no es el departamento de Santander, sino Dios. Un acto de cobardía similar e inexplicable lo protagonizan en Bogotá las directivas del Museo Santa Clara y, por extensión, del Ministerio de Cultura, quienes han tomado una posición difícil de sostener en una controversia bastante agitada. Una exposición programada para el día 28 de agosto exhibirá una serie de esculturas que imitan las custodias empleadas por la Iglesia Católica para exponer el Santísimo (el de verdad) para la adoración de los fieles. Pero en lugar de representar la Eucaristía, lo que la artista coloca en el ostensorio es la representación de una vagina. El tema de la exposición es recurrente y exhibe una variedad de formas genitales femeninas mezcladas con símbolos religiosos católicos bajo el expresivo título "Mujeres en Custodia". Así se presentó en el Museo de la Inquisición en Cartagena y así se programó en el Museo Santa Clara en Bogotá. Pero tan pronto surgió la indignación popular de los creyentes, mágicamente las custodias dejaron de ser custodias, la exposición cambió de nombre por el de "Mujeres Ocultas" y la crítica aguda a la Iglesia se transformó en una exaltación del cuerpo de la mujer. Ambas actitudes tienen un mismo nombre: Cobardía. Si usted va a elaborar una estatua de Cristo que supera en tamaño la del Corcovado en Río de Janeiro y con eso espera generar un impacto mediático y un atractivo turístico que está unido a una ambicioso complejo de servicios, luche por su idea y sáquela adelante. Si usted trae una controversial exposición sobre un tema claramente religioso que se expuso en un museo de historia religiosa para exponerlo en otro museo con un importante pasado religioso, entonces reconozca que el tema sí es la religión. De otro modo unos y otros no hacen más que el ridículo. Si ambas decisiones generan controversia, bienvenida sea. Es muy fácil comprobar cómo la escultura del Santísimo santadereano puede generar un impacto turístico como lo hace la imagen brasileña que inspiró seguramente a los promotores y que es un auténtico símbolo de Río de Janiero en Brasil. El monumento es copiosamente reproducido (sin mayor indignación por parte de los no creyentes) en imágenes de promoción turística y de grandes eventos como el Mundial de Fútbol. Lo que sí no es muy fácil de enfrentar es la polémica de las custodias y en esto casi que entiendo la cobardía de los promotores de la exposición. Las custodias hacen parte de los vasos sagrados que para los católicos están destinados de manera exclusiva a contener el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. Una mujer atea, al ver las fotos de la exposición, me comentó: "Yo ya no soy creyente, pero prima el respeto. ¿Vaginas en un cáliz? ¡Qué arte tan estúpido!". Para ella fue evidente la intención de ofender y de beneficiarse del irrespeto a un símbolo sagrado como estrategia publicitaria para una expresión artística de dudosa calidad. ¿Por qué nos ofendemos los católicos? Porque los símbolos que representa son sagrados, incluyendo aquello que dice querer dignificar. Se equivoca por desconocimiento la artista si cree que el rechazo de su exposición se debe a que la Iglesia enseñe que el cuerpo de la mujer es malo. La Iglesia enseña desde sus inicios que el cuerpo es templo del Espíritu Santo, y que es sagrado. Ahora bien, como es sagrado exige delicadeza y respeto. Algo que resulta muy ausente en la exhibición descarnada, descontextualizada y burda de unas vaginas. La mujer es mucho más que su cuerpo, y su cuerpo es mucho más que sus órganos reproductores. Mala defensa hace la artista de la dignidad de la mujer cuando también instrumentaliza su cuerpo - y precisamente la parte del cuerpo que es precisamente más explotada por el hombre - para atraer la publicidad fácil y barata de la exhibición pornográfica. Muy poco contribuye la exposición a pensar en la inteligencia de las mujeres y su aporte a la ciencia, a la sociedad y la formación de la cultura. Muy poco nos dice de sus habilidades sociales y emocionales, de su trabajo desinteresado e incansable por el bienestar de los demás y muy poco habla de la lucha por la igualdad de sus derechos. Al final, la mujer queda tristemente reducida a unas vaginas torpemente montadas en imitaciones de vasos sagrados. Por cierto, la otra exposición reconocida de la artista es básicamente igual, sólo que cambia las custodias por láminas repujadas de advocaciones de la Virgen. Ya pueden imaginar con qué recurrentes imágenes reemplaza los rostros. No sorprende entonces que la exposición ofenda a los católicos que ven en las obras una caricatura de su fe que nunca se permitiría en contra de otras religiones como la musulmana porque - esa sí - sería considerada un irrespeto y una provocación. No sorprende que la exhibición ofenda a las mujeres - que son una gran parte de los más de diez mil firmantes que piden que se cancele - quienes ven cómo, una vez más, sus órganos sexuales son expuestos como atractivo morboso, descontextualizado de toda su realidad. No sorprende, finalmente, que la iniciativa ofenda a todos los que sienten que los valiosos recursos públicos no deberían ser empleados en un despropósito como éste. Pero ante todo esto, resulta insufrible la actitud de los funcionarios. En lugar de enfrentar con valentía la controversia que causaron, intentan imponernos un argumento que repugna al intelecto: que las custodias no son custodias, que el tema religioso no es religioso, que la polémica no existe. Que no se puede entender cómo alguien puede resultar ofendido. Acabarán diciendo que la controvertida exposición, entonces, nunca existió. Y sin embargo, ahí esta, programada para iniciar en la fiesta de San Agustín en el museo del histórico Monasterio de Santa Clara. Si es que los ciudadanos indignados lo permiten. Mirando una información esta semana me enteré de la existencia de las Inicitivas Ciudadanas en la Comisión Europea. Se trata simplemente de un canal de participación que permitiría a los ciudadanos proponer una legislación en la Unión Europea, siempre que cuenten con el respaldo de un millón de firmas que correspondan a unas ciertas cantidades fijadas para cada país miembro de la UE.
Eso es Europa, y los que se sientan interesados pueden ver las dinámicas y reglas de esta iniciativa en este vínculo. Pero Colombia es Colombia, y una herramienta de esas podría ser propuesta para depurar nuestra legislación de tanto proyecto inútil o incluso perjudicial para el interés general. Supongamos que les exigimos a los honorables congresistas que respalden sus proyectos de ley con al menos 5000 firmas acreditadas de ciudadanos residentes en todas las regiones del país. Aunque podrían tener las firmas recogidas en el momento de la radicación, los proyectos podrían esperar al menos 15 días y máximo tres meses a que los ciudadanos manifiesten su apoyo. No estaría mal que las intervenciones pudieran ser virtuales, como en el ejemplo europeo, pero lo que sí tiene que estar en línea es el proyecto en cuestión, que los ciudadanos podrán consultar antes de que sea radicado propiamente como proyecto de ley. Con 15 días para alertar a la ciudadanía y debatir los temas previamente, ya podría iniciarse un proceso en el Congreso y ciertas iniciativas ni siquiera llegarían a tener que ser debatidas por el legislativo. Me encantaría ver frustrado todo tipo de normas que pretenden subir los salarios de los congresistas o subsidiarles aún más todo tipo de gastos. Me gver a los congresistas haciéndole "lobby" a los ciudadanos para conseguir la aprobación de sus proyectos, en vez de verlos recibir el "lobby" de los más oscuros intereses particulares. Es una idea, no más. Pero me quedó rondando en la cabeza. Queremos hacer de este 06 de diciembre una fecha histórica. La ciudadanía está indignada, harta, hastiada de la maldita guerra. Saldremos a las calles, carreteras y caminos de Colombia a gritar una vez más, pero con una radicalidad renovada. No queremos la guerra, la violencia y el secuestro, pero pedimos caminos nuevos y ciertos para alcanzar este fin. El anhelo más sagrado de la ciudadanía colombiana es la paz, pero esta palabra ha sido utilizada en todas las épocas para manipular y chantajear a quienes ponen los muertos en el conflicto. Aún deseamos la paz, pero ya no creemos en las intenciones y los discursos de unos y otros. Ahora exigimos el fin de la guerra, conscientes de que el respeto a la vida y la dignidad humanas es el primero de los derechos, la base fundamental y única sobre la cual se construye una sociedad. Exigir el fin de la guerra, el secuestro y toda forma de violencia no es ahora una súplica lastimera. Es una oposición ciudadana a los intentos de los señores de la guerra de seguir prolongando el conflicto eternamente. Es una desobediencia civil a la absurda orden de matarnos, que no comprendemos y que rechazamos desde los más profundo del corazón. No nos mataremos más, señores de la guerra. Hoy renunciamos a su autoridad, a su chantaje, a sus métodos y a sus amenazas. Salimos a las calles desarmados y si pretenden imponernos la guerra a la fuerza, este es el momento de salir ustedes también con sus armas y acabar con nosotros. Estamos acá, protestando contra ustedes y contra sus armas, y estamos decididos a poner fin a su poder y a sus métodos. La ciudadanía sale a las calles. Reclama y ordena la libertad de todos los secuestrados. Reclama y ordena el fin de la guerra y la violencia. Reclama y ordena un verdadero trabajo del Estado por acabar la inequidad que ha empujado a miles de personas a las filas de los bandos en guerra por no tener mejores oportunidades laborales que el miserable trabajo de la guerra. La lógica de la guerra debe llegar a su fin. Somos conscientes de que el círculo vicioso de la violencia sólo finalizará con una generación que renuncie a las armas y a la venganza, una generación dispuesta a perdonar y comenzar de nuevo. Por eso salimos a las calles. Salimos a pensar en nosotros mismos, a preguntarnos como ciudadanía si estamos dispuestos a cambiar nuestros caminos. No es una autorización ciudadana al recrudecimiento de la violencia, no es un clamor por más sangre. Es todo lo contrario. Es el fin de la guerra, el final del negocio macabro que se alimenta de la vida de nuestras familias, madres, padres, hermanas, hermanos, hijas e hijos. No pondremos un muerto más en esta maldita guerra. Tenemos el derecho de oponernos, de objetar, de ser libres y regresar a nuestros hogares. La guerrilla y los paramilitares no pueden seguir asesinando a quienes desertan de sus filas. El Estado no puede seguir imponiendo el servicio militar obligatorio. Nadie tiene que continuar obedeciendo la orden absurda de matar a sus semejantes, que no tiene ningún fruto para la sociedad diferente a la perpetuación de la maldita violencia. Hacemos un llamado a todas las personas que hoy portan un arma y que participan de esta guerra. Ustedes son como nosotros. Ustedes son parte de nosotros. Somos uno. Queremos que regresen, que nos ayuden a construir una vida digna para todos. Vuelvan a nuestro lado, a trabajar. Nosotros estamos dispuestos a recibirlos, a perdonarlos. Trabajen para reparar el daño que han hecho, para recomponer la vida que la guerra les ha arrebatado también a ustedes. La ciudadanía hoy les ofrece esa ayuda, pero les deja en claro que es la única colaboración que obtendrán de nosotros. Si continúan el camino de la violencia, solo encontrarán oposición y desobediencia. La ciudadanía colombiana hoy grita por su libertad, por su derecho a la vida, por su dignidad. No más secuestro. No más violencia. No más guerra. Indignate.co me hizo llegar esta Carta Abierta a la Ciudadanía Colombiana, invitándonos a todos a participar de alguna forma en apoyo al paro estudiantil este 10 de Noviembre. Acá la comparto y espero que puedan socializarla. Si la quieren descargar hagan Click Acá. Les comparto algunos videos útiles para entender el recahzo generalizado a la reforma a la #ley30 propuesta por el gobierno y rechazada por la comunidad educativa pública y privada. 1. Explicación sencilla sobre las consecuencias de la reforma para las universidades públicas: 2. Explicación de cómo afecta la reforma a las universidades privadas:
(Visto en Facebook) Tu causa es mi causa. Unámonos. Tu causa puede ser la justicia, la equidad, la no violencia, los derechos humanos, la educación, la salud. Tu causa puede ser incluso contraria a la mía en temas polémicos. Pero aunque tu causa y la mía se enfrenten, o no vivas mi causa y la tuya no me afecte, ¿por qué no puedo sentir que tu causa también me pertenece? Entonces podríamos hablar de un mundo diferente y descubrir muchas causas coincidentes, y trabajar juntos. Y en nuestros desacuerdos, aprender a sentir el sentir de la otra persona y buscar caminos intermedios o simplemente tolerar y convivir y seguir adelante sin dejar de sentir que tu causa es hermana a la mía. Y cuando veamos otras personas levantando banderas, gritando sus ideas y luchando sus luchas, iremos juntos a decirles que son nuestras sus causas, sus esperanzas, sus dolores y que queremos unirnos y ayudarles. Y los demás, los indiferentes y los opresores, nos verán unidos y temerán un cambio y se unirán a nosotros o nos combatirán. Y no importará si triunfamos o no, pero estaremos juntos. Y mi causa será tuya y tu causa será mía. Habremos hecho ya una revolución. |
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August 2014
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