Tu causa es mi causa. Unámonos.
Tu causa puede ser la justicia, la equidad, la no violencia, los derechos humanos, la educación, la salud. Tu causa puede ser incluso contraria a la mía en temas polémicos. Pero aunque tu causa y la mía se enfrenten, o no vivas mi causa y la tuya no me afecte, ¿por qué no puedo sentir que tu causa también me pertenece? Entonces podríamos hablar de un mundo diferente y descubrir muchas causas coincidentes, y trabajar juntos. Y en nuestros desacuerdos, aprender a sentir el sentir de la otra persona y buscar caminos intermedios o simplemente tolerar y convivir y seguir adelante sin dejar de sentir que tu causa es hermana a la mía.
Y cuando veamos otras personas levantando banderas, gritando sus ideas y luchando sus luchas, iremos juntos a decirles que son nuestras sus causas, sus esperanzas, sus dolores y que queremos unirnos y ayudarles.
Y los demás, los indiferentes y los opresores, nos verán unidos y temerán un cambio y se unirán a nosotros o nos combatirán. Y no importará si triunfamos o no, pero estaremos juntos. Y mi causa será tuya y tu causa será mía.
Habremos hecho ya una revolución.