Escribir. Creo que los escritos han sido el combustible de las revoluciones. Es posiblemente lo que ha marcado la diferencia en este momento y ha sucitado esos leves chispazos de los que podría ser un movimiento social de indignación y de cambio. Las redes sociales han motivado a muchos a redactar textos cortos de convocatoria para unir a los ciudadanos en torno a propósitos comunes. Son mensajes sencillos, atractivos, limitados. Pero han tenido cierta efectividad.
En las reuniones de Indígnate Colombia tocamos muchas veces el tema de la necesidad de crear conciencia crítica. Nunca nos propusimos decirle a los ciudadanos cómo tienen que pensar ni lo que tienen que hacer. Pensábamos abrir la convocatoria y generar en ellos la voluntad de elegir su propio destino. Imaginábamos la acampada, la de verdad, como un espacio de discusión, de diálogo y de construcción. Fantaseábamos con la convocatoria de los expertos en los temas y de los que padecen las necesidades para sentarnos todos juntos a pensar soluciones.
Hablamos de un proyecto político verdaderamente incluyente, autogestionado, en el cual las comunidades pudieran apropiarse del poder que realmente emana de ellas y sostiene el aparato estatal que comúnmente las roba, las engaña y las victimiza. Pensábamos en transformación, en honestidad, en desarrollo y mejores oportunidades para todos.
Nos quedamos esperando la gente, es cierto. Nuestra propia motivación no duró mucho y nos agotó el desgaste. No era nuestra voluntad ni siquiera planear por los demás, sino planear, pensar y recorrer este camino con los demás, con los milllones de ciudadanos.
Pero nos faltó escribir. Llegamos a una propuesta interesante, y en eso nos quedamos. Nos faltó escribir, a cada uno de nosotros, el motivo que nos traía a ese lugar y nos unía a pesar de las diferencias. Nos faltó escribir cuál era ese país que soñamos y cómo queríamos llegar hasta él. Nos faltó escribir.
Es la pregunta que me hago hoy: ¿no será hora de escribir? ¿Nuestros escritos no alimentarán la imaginación de otros que tal vez escriban también y hagan cosas mejores? ¿No podría suceder lo mismo que en twitter, pero con textos más elaborados, con ideas concretas, con propuestas más maduras?
Tal vez es hora de escribir, y encender en nuestras propias almas el deseo del cambio, de la construcción, de la revolución. Se encenderá una llama, y no sabemos a quién pueda iluminar.
En las reuniones de Indígnate Colombia tocamos muchas veces el tema de la necesidad de crear conciencia crítica. Nunca nos propusimos decirle a los ciudadanos cómo tienen que pensar ni lo que tienen que hacer. Pensábamos abrir la convocatoria y generar en ellos la voluntad de elegir su propio destino. Imaginábamos la acampada, la de verdad, como un espacio de discusión, de diálogo y de construcción. Fantaseábamos con la convocatoria de los expertos en los temas y de los que padecen las necesidades para sentarnos todos juntos a pensar soluciones.
Hablamos de un proyecto político verdaderamente incluyente, autogestionado, en el cual las comunidades pudieran apropiarse del poder que realmente emana de ellas y sostiene el aparato estatal que comúnmente las roba, las engaña y las victimiza. Pensábamos en transformación, en honestidad, en desarrollo y mejores oportunidades para todos.
Nos quedamos esperando la gente, es cierto. Nuestra propia motivación no duró mucho y nos agotó el desgaste. No era nuestra voluntad ni siquiera planear por los demás, sino planear, pensar y recorrer este camino con los demás, con los milllones de ciudadanos.
Pero nos faltó escribir. Llegamos a una propuesta interesante, y en eso nos quedamos. Nos faltó escribir, a cada uno de nosotros, el motivo que nos traía a ese lugar y nos unía a pesar de las diferencias. Nos faltó escribir cuál era ese país que soñamos y cómo queríamos llegar hasta él. Nos faltó escribir.
Es la pregunta que me hago hoy: ¿no será hora de escribir? ¿Nuestros escritos no alimentarán la imaginación de otros que tal vez escriban también y hagan cosas mejores? ¿No podría suceder lo mismo que en twitter, pero con textos más elaborados, con ideas concretas, con propuestas más maduras?
Tal vez es hora de escribir, y encender en nuestras propias almas el deseo del cambio, de la construcción, de la revolución. Se encenderá una llama, y no sabemos a quién pueda iluminar.